sábado, 7 de febrero de 2009

Las religiones deben limitarse al ámbito personal


Personalmente estoy en contra de las religiones, de todo tipo, por lo que tienen de dogmáticas, de intolerantes y de castradoras. Se hacen pasar por la panacea que nos posibilitará la “vida eterna” y en su nombre nos convencen de que mientras tanto lo que tenemos que hacer es aguantar, soportar e incluso participar de todo género de humillaciones y abusos con tal de conseguir la tan ansiada recompensa “ir al paraíso”.
No exagero cuando digo humillaciones ni cuando hablo de abusos, qué son si no esas actitudes en contra de los homosexuales, tachándolos de “pervertidos”, de las mujeres, impidiéndoles ser sacerdotes de una iglesia supuestamente igualitaria, de los niños cuando miran para otro lado en los casos de pederastia sacerdotal e incluso amenazan con la excomunión a aquellos que delaten los horrores sufridos por los niños (el mismo Papa redactó la orden, por lo que tiene una causa pendiente en Texas). ¿No son eso humillaciones y abusos?
Y no hablemos de su actitud complaciente con el poderoso que maltrata y explota al débil. Ejemplos los hay a montones, la dictadura de Franco, de Pinochet e incluso durante el régimen de Hitler, siendo conocedores de todas las atrocidades que se cometían miraron para otro lado como si no fuera con ellos. Siempre están al lado del fuerte, del rico. Y el rico, el poderoso, a su vez, las considera aliadas pues les permite perpetuar sus tropelías y abusos manteniendo al débil subyugado por el miedo a pecar, a perder esa última esperanza de “ganar el cielo”. Hay que poner la otra mejilla, no rebelarse, hay que aguantar, ya dicen las Bienaventuranzas que los mansos “poseerán la tierra” pero ya se encargan los intérpretes oficiales de aclarar que cuando dicen “tierra” se refieren a la tierra prometida, no a ésta.
¿Y su aversión al sexo? Esa obsesión por controlar el instinto sexual como si de algo antinatural y perverso se tratara. Negando el placer más primitivo con el único fin de tenernos controlados, de obligarnos a estar permanentemente en pecado para así tenernos bajo la suela del zapato, temerosos de no recibir la ansiada recompensa, con esa sensación de culpabilidad que será utilizada para someterte, para estar siempre bajo el dominio de sus designios.
Me dirán que todos esos ejemplos se refieren a la Iglesia católica pero qué me dicen de los islamistas que lapidan a sus mujeres por adulterio o que les inflingen la castración genital a sus niñas para que nunca puedan disfrutar del placer sexual y así tenerlas controladas, o sencillamente les obligan a ocultarse (con el hijab, el burka) para que sólo puedan ser vistas por el marido. Hay ahora movimientos de mujeres que luchan por el “derecho” a llevar estas prendas, curiosa paradoja luchar por lo que te oprime en nombre de una identidad cultural.
Las religiones han limitado secularmente al individuo, impidiendo con sus consignas el derecho de cada persona a ser libre en su forma de actuar y pensar. Es cierto que cada uno es libre de practicar una religión o no y, por tanto, podrían decir que en la medida en que uno elige seguir una determinada confesión ya está ejerciendo su libertad de escoger los principios en los que quiere basar su conducta. Eso sería cierto si verdaderamente las personas tuvieran conocimiento de las distintas posibilidades a lo largo de su educación para así poder elegir, pero eso no es así en absoluto, es más, lo que ocurre es que venimos siendo adoctrinados en una determinada religión, aquella que nos haya tocado en suerte, desde nuestro nacimiento y se nos inculcan sus dogmas, su doctrina como la auténtica y única verdad antes de que seamos capaces de pensar por nosotros mismos y ponerla en tela de juicio. Esa es la verdadera castración, la mental.
Y todas las religiones hacen lo mismo, cuanto más retrasada sea una sociedad más peso específico tiene la religión sobre sus ciudadanos, llegando a identificarse con el poder estatal (es el caso de los países islamistas, en general) que marca la conducta a seguir desde los principios religiosos, dejando de ser una elección personal e íntima de comportamiento ético para convertirse en una norma social de obligatorio cumplimiento. La religión sale así del ámbito particular de cada individuo para pasar a ser un poder fáctico que controla a la sociedad en general, estableciendo las normas a seguir basadas en las “creencias” y no en la razón. Las creencias, al no estar basadas en la razón, no se pueden imponer. Este es el dogmatismo al que me refería al principio.
Es cierto que debemos tener un marco ético sobre el que basar la conducta social, donde se explicite de forma clara lo permitido y lo no permitido de modo que se posibilite una convivencia armónica, pero todo eso debe consensuarse entre todos, y así se hace en los países que creen en la libertad del individuo, a través de sus parlamentos, elaborando leyes que controlen el buen funcionamiento social. Ése y no otro debe ser el foro.
Las religiones, decía, son intolerantes. Desde el momento en que salen de su entorno natural, el íntimo y personal, imponen sus creencias a los demás con una absoluta falta de respeto al otro. Esto lo vemos en nuestro país de una manera insolente y descarnada: pretenden que la religión católica sea obligatoria en los centros de enseñanza pero se niegan a que una materia como Educación para la Ciudadanía lo sea también. O sea lo mío vale, lo de todos no.
Para empezar la Educación para la Ciudadanía enseña el marco ético y legal, elaborado por todos los españoles y consensuado en el Parlamento, con el que debemos funcionar y que todos debemos conocer para poderlo cumplir adecuadamente. La Religión católica, ya lo hemos dicho, es la opción ética personal de una parte de la sociedad que no se puede imponer al resto. Como no se podría imponer la judía o la musulmana, pongamos por caso. Pero es que además no debería estar en los centros educativos ni como materia optativa, porque eso supone que su enseñanza y difusión la pagamos todos los españoles aunque no comulguemos con sus dogmas. No creo que estuvieran muy de acuerdo en que hiciéramos lo mismo con las demás religiones y sin embargo tienen el mismo derecho. Por eso hay que sacarlas de los centros públicos de enseñanza y que cada cual, en su casa, en su iglesia enseñe lo que quiera, nadie se lo prohíbe. Esa es la igualdad y la tolerancia, que cada uno pueda hacer lo que quiera en la intimidad sin que nadie se lo impida, siempre que respete el marco aprobado por todos en la Constitución que hemos acordado entre todos.
Pero, claro, éste es un entorno que la Iglesia no puede dejar de controlar porque le supondría una tremenda pérdida de poder. Dejaría de adoctrinar y el individuo podría pensar por sí mismo con lo que se le terminaría el control.
Y no queda ahí su interferencia, también pretende impedir el cumplimiento de nuevas leyes, como los matrimonios homosexuales, o el aborto a través de jueces, alcaldes y demás, adeptos a sus creencias, que imposibilitan o retardan el derecho de los ciudadanos a acogerse a esas leyes. Y todo porque ellos no están de acuerdo, pero si a ellos nadie les obliga a ejercer ese derecho, si no quieren no tienen por qué hacerlo, pero que no impidan que los que quieren lo ejerzan. De nuevo la intolerancia. ¿Están ellos de acuerdo en que se prohíban sus cultos allí donde la mayoría están en contra? NO, y los que defendemos la tolerancia tampoco. Hay que ser consecuentes y lo que no quieras para ti no lo quieras para los demás. Pero eso no reza con las religiones porque suya es la VERDAD. Por cierto que cada una tiene la suya.
Mucho queda por decir en este tema, pero por hoy ya es bastante.

2 comentarios:

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  2. madre mia profesora la mejor entrada de tu blog jaja me la e leido entera, nose si porque en cierta parte me afecta o por que llevas toda la razon del mundo, las religiones no dejan pensar a la gente, y si las religiones se dejan de enseñar en los centros publicos perderian todo el poder que les queda.
    y ahora una pregunta profesora, ¿la religion catolica no se basa en que dios nos a creado a todos, con nuestras virtudes y con nuestros defectos (con esto no quiero decir que ser homosexual sea un defecto), entoces por que no aceptan a todo el mundo tal cual es, como dios le a creado?no es para que me des tu la respuesta profesora pero esque esa es una duda que nunca se podra resolver, mas que nada por que los que difunden las religiones, ocultas ciertas partes de la religion, y la manejan como ellos quieren.
    en definitiva profesora que me encanta tu forma de pensar, y de ver las cosas.
    muy buen articulo!!
    besos!

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