jueves, 26 de noviembre de 2009

La Barraca de Blasco Ibáñez


De nuevo un clásico, no del todo reconocido, es cierto, pero un clásico sin duda. Estaba yo inmersa en el mundo costumbrista y me dije, ¿por qué no un español? Había leído "Cañas y barro" y "Los jinetes del Apocalipsis" pero reconozco que no había leído La Barraca, por eso lo elegí. Me ha gustado, sin exageraciones, pero sí, me ha gustado. Es verdad que no existe proporción entre narración y descripción, no es un libro equilibrado en ese sentido pero las descripciones son magníficas, no seré yo la primera que quiera ver en ellas reflejos de cuadros impresionistas, pero es absolutamente cierto y muy bien logrado, por cierto. Es un libro de fácil lectura que describe la vida de la huerta valenciana en el siglo XIX.
No esperemos una obra naturalista al estilo de Zola sino más bien de Pierre Loti o de Anatole France, no llega a sumergirse en la profundidad ni del tema ni de los personajes, describe unos hechos reales que reflejan la situación de penuria de los campos de la España de su época. Su relato no es una denuncia, a pesar de lo que se ha dicho en este sentido respecto a la obra, no estoy de acuerdo con esta apreciación. Desde el primer momento Batiste gana las simpatías del lector y hace que te identifiques con sus desgracias viendo al resto de los campesinos como "bestias" que sólo quieren su desgracia. Pronto se olvida que Batiste es el forastero cuya única intención es subsistir a base de su esfuerzo y trabajo, pero cuya actitud supone una ruptura del pacto de solidaridad entre los labradores, mientras que el Pimentó es el líder de éstos, el defensor de los pobres de la huerta, que paradójicamente resulta ser un alcohólico que no pega un palo al agua y que vive a expensas de la Pepeta.
Hay un posicionamiento de Blasco del lado del "esquirol" y, si bien, es absolutamente inaceptable la violencia, venga de donde venga, no podemos negar un cierto regusto amargo cuando analizamos la obra.
En resumen merece la pena leerla. Hay quien ha llegado a acusarle de descuidado en la gramática y en la sintaxis. Sin embargo, creo más acertada la opinión de quienes señalan que es capaz de escribir de una manera llana y sencilla cuando el momento lo requiere, y a su vez es también capaz de plasmar paisajes, situaciones y sensaciones como si de un cuadro impresionista se tratara.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Rafik Schami y El lado oscuro del amor


¡Qué pena me ha dado terminar el libro!He disfrutado mucho y he aprendido más. A lo largo de sus 827 páginas he ido descubriendo el mundo árabe del siglo XX desde su cotidianeidad. Describiendo los detalles más sencillos de la vida diaria de las personas que componen el relato el autor consigue que nos adentremos en un mundo rico y exuberante en anécdotas que nos va permitiendo poco a poco descubrir una cultura, un modo de pensar y sentir que se nos presenta distinto al estereotipo, más cercano, más comprensible.
Las grandes contradicciones de cualquier sociedad aparecen en la obra: la amistad y la traición; la acción política y el escepticismo; la corrupción y la integridad; el falso patriotismo y el amor a una cultura; la censura y los derechos humanos; el conflicto social y la solidaridad vecinal; la rancia moralina y los instintos naturales; el valor y el miedo; el amor en toda su expresión y el odio irracional tribal; la religión y la laicidad.
A través de los 300 relatos que forman los 28 capítulos de los nueve libros en los que se divide la obra, el lector en ocasiones se siente sumergido en una de las grandes novelas hispanoamericanas, otras cree escuchar los ecos de la narrativa oral de las mil y una noches; los cuadros costumbristas del realismo europeo o el mejor tono de denuncia de la literatura de combate. "Cada tesela debe ser compacta y estar bien delimitada; la poesía emerge al unirlas, al combinar los colores", argumenta Schami.
Mucho más escribiría sobre esta obra, pero es mejor leerla. Gracias, Juana, por tu recomendación!